¿Quieres saber cual es tu tipo de piel?
Cada piel es diferente por eso es importante conocer todos los tipos de piel y las enfermedades que pueden aparecer en cada uno de ellos
PIEL NORMAL
Es una piel que presenta una textura regular, sin imperfecciones y un aspecto
suave y limpio, sin necesidad de cuidados especiales.
PIEL SENSIBLE
La piel sensible es una piel más propensa a reaccionar a estímulos a los que la
piel normal no reacciona. Es una piel frágil que suele ir acompañada de
sensaciones de incomodidad como calor, tirantez, enrojecimiento o picor. En estas
pieles hay una pérdida de la función barrera (o protectora) de la piel, lo que facilita
la entrada de microorganismos y sustancias irritantes, y aumenta la posibilidad de
sufrir infecciones y reacciones alérgicas. Son pieles delicadas que necesitan
mayores cuidados para combatir la sequedad, la aspereza y el aspecto que
habitualmente presenta. A veces se habla de piel irritable en lugar de piel
sensible, pero son términos sinónimos y no hay diferencias dermatológicas
entre ambos.
PIEL SECA
En muchos casos, la piel seca suele ser algo temporal, causada por factores
externos como el clima, la baja humedad del aire y la inmersión en agua caliente.
No obstante, en algunas personas la piel seca puede darse con mayor frecuencia
e incluso ser una afección de por vida. Aunque en general no suele ser grave,
si no se cuida, puede provocar otros problemas cutáneos como eccemas o ser
más propensa a sufrir infecciones, ya que la piel seca se puede agrietar quedando
más expuesta a bacterias.
Los signos y síntomas de la piel seca pueden variar dependiendo de distintos
factores como la edad, el estado de salud o de cuál sea su causa. En general,
se caracteriza por una sensación de tirantez y aspereza. También puede adquirir
un color gris ceniza, aparecer descamación, picor, enrojecimiento y pequeñas
grietas. La piel agrietada suele observarse en las pieles muy secas. Aparecen
pequeñas grietas, que en ocasiones más graves pueden ser más profundas e
incluso llegar a sangrar.La piel atópica es una enfermedad cutánea que se
caracteriza por piel seca que lleva a descamación e irritación y provoca síntomas
molestos como el picor. Su principal causa es la predisposición genética, aunque
también existen factores que desencadenan su aparición o agravan el problema.
Estos factores pueden ser ambientales, alérgicos, alimenticios, e incluso estar
relacionados con algunas prendas de ropa.
PIEL GRASA U OLEOSA
Un cutis graso tiene una apariencia porosa, húmeda y brillante. Se produce
como resultado de un exceso de producción de grasa por las glándulas
sebáceas. Suele estar determinado por causas genéticas y/o hormonales.
Es frecuente en adolescentes y jóvenes menores de 30 años, y suele estar
relacionada con la aparición de acné.
PIEL MIXTA
Según la localización, tiene características de la piel seca y grasa, ya que
la distribución de las glándulas sebáceas y sudoríparas no es homogénea.
La zona más grasa suele corresponder a la zona T (frente, nariz y barbilla),
mientras que en las mejillas la piel es normal o seca.
PIEL ESCAMOSA
La irritación reiterada de la piel por factores medioambientales como el sol,
el viento, la sequedad o la humedad excesiva puede provocar la
descamación de la piel, es decir, que se desprendan grandes escamas de
la epidermis que a veces se ven como polvo fino. Sin embargo, la descamación
también puede ser resultado de alguna afección como una reacción alérgica,
infecciones por hongos o estafilococos, trastornos del sistema inmunitario o
cáncer y tratamientos oncológicos. En estos casos la descamación suele ir
acompañada de picor.
MANCHAS ROJAS
Hay un gran número de causas y enfermedades dermatológicas que originan
la aparición de manchas rojas o erupciones en la piel, por ejemplo, picaduras
de insectos, rosácea, enfermedad de manos, pies y boca y alergia a los
medicamentos, entre otras.
LUNARES EN LA PIEL
Los lunares son puntos o manchas oscuros de la piel que suelen aparecer
durante la niñez y la adolescencia y están causados por grupos de célula
pigmentadas. En general, son inocuos, pero conviene revisarlos y acudir al
dermatólogo si estos cambian de tamaño, forma o color, o si aparece picor o
sangrado, ya que algunos pueden volverse cancerosos.En general, es
importante prestar atención al aspecto de la piel, ya que independientemente
del tipo de piel que se tenga, hay determinadas características que podrían
ser signo de algún problema cutáneo.
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